martes, 31 de diciembre de 2019


Es bonito escucharte
reír al otro lado,
reír en cualquier sitio
y oír tal vez el mar
asomando en los bordes de tu voz,
la mar que en tu voz nada,
aquí, desde mi cerro.

Y Mandarina que habla
mientras tu voz maúlla
y hierve el aire en tus labios
y el tiempo arde en mis pulsos
y nos acariciamos con silencios
aquí, desde mi cerro.

¿Cuánto tiempo aún habré
de escuchar tu voz clara?
Es bonito que rías
feliz desde otro mundo.
Que mi nombre sea risa
en tus labios lejanos,
mientras veo la ciudad temblar, y arder,
aquí, desde mi cerro.

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