viernes, 14 de octubre de 2016

Billy y Pat

    
    Billy el Niño es blanco y Pat Garrett es negro. Pero estos colores no son categorías éticas: el blanco de Billy es el del cielo al que se dispone a marchar (como suele ser norma en las películas de Julius Richard, las fechas son importantes y esta se abre con la del día anterior a la muerte del bandido), ese cielo que abre la película y al que las imágenes de Billy caminando por New Mexico (Almería y Murcia, por supuesto), parecen tender constantemente a través de constantes saturaciones que borran la materia, las rocas y la tierra, las montañas y el mar y, por supuesto, al propio Billy, que camina despreocupado, libre, inmerso pero a la vez independiente de los paisajes, las ocasionales flores o las casas desvencijadas que momentáneamente ocupa. Todo en él parece provisional, como si la pronta desaparición estuviese ya inscrita en su ser o, mejor dicho, su imagen. Mientras camina su sombrero se cae, pero él no se detiene. De vez en cuando, tan solo la imagen se interrumpe cortada por uno, dos segundos de pantalla en negro. Es el negro que anticipa a Pat, que camina a caballo, un caballo falso de opereta, una cabeza y un palo agarrado entre las piernas, que llega antes del anochecer, que blande su arma en medio de la noche y come un filete ante el fuego y cuya sombra sobre la pared de piedra, cuando él se deja dormir, prosigue desenfundando su pistola, y quitándose el sombrero como presentando sus respetos al muerto que creará al día siguiente.
    Pat es una sombra que trae la noche y se afirma en ella, se une a la piedra transfigurado por la luz del fuego, que todo lo tiñe con el color de una sangre que nunca aparecerá, en ningún momento. Me gusta bailar pero no en el aire es un western sacro, limpio, donde la muerte no es sino un accidente de la luz, o un deber de la ficción, o más valdría decir de la leyenda, esa ficción devenida necesaria, es decir entregada a un ciclo perenne (que no es lo mismo que decir eterno) de repetición. Pat es la oscuridad y Billy la luz. En la oscuridad de la noche, apagadas la hoguera y sombra del asesino, brillan una estrella y un cigarrillo, que ilumina la cara de Billy antes del sueño. Y el sueño de Billy es el mar y el cielo y es el tiempo de todos juntos. El tiempo pasa por el cuerpo del joven (el niño) que duerme y su cuerpo y sus manos tiemblan, temblor del cuerpo dormido que es el temblor del sueño y del tiempo (“el sueño va sobre el tiempo flotando como un velero”) y el de la luz y la materia. En el plano quizá más hermoso que haya rodado Julius, el sueño, el tiempo y la luz, el hombre, la roca y el mar, todos vibran a la vez como si el mundo fuera el sueño del niño y el niño sueño del mundo. Y ello, sin que la cámara desaparezca (Julius la mueve a pesar del sacrosanto timelapse, como Mekas en Cassis).
    Y con el nuevo día llega la muerte. El mar y el cielo vuelven a inundarse de esa luz que parece querer borrarlos y aparece la segunda fecha: 14 de julio de 1881. El bandido contempla ensimismado y un tanto perturbado (y no lo sabemos porque veamos su rostro al final del plano, sino porque vemos su pelo siendo movido por el viento entre el rostro y la imagen, y porque también vemos al viento mover al mar contra los acantilados tras ambos) un retrato femenino, y Pat sale del interior de la roca hacia la luz de su amigo, hacia el mismo mar y el mismo cielo. Y se encuentran.
    No es ninguna sorpresa que no haya sangre o crueldad en el encuentro, aunque Pat parece siempre burlón, sin duda porque el rol es el rol y Julius no pretende ser tan esencialista (o acaso quienes no lo son son sus amigos/actores) como para borrar los aspectos contingentes de las figuras, que son los que tratan precisamente de anudar la leyenda a la vida y al mundo mudable de los seres sublunares, que diría Aristóteles. A estas alturas, sabemos que Pat y Billy, día y noche, luz y oscuridad, tierra y aire, serán amigos pese a la muerte, pese al asesinato o incluso que el crimen es la condición esencial de esa amistad, y que Pat tan solo ayuda a Billy a cumplir con su destino (pues el destino de la luz es arder y el lugar natural del fuego y el aire está arriba: Julius justifica el orden de la leyenda a través del de los elementos, en un movimiento que le es muy propio, el de incardinar lo más abstracto o etéreo en lo más concreto o material… aunque en no pocas de sus películas el movimiento sea el contrario: Julius es un tipo ambivalente).
    Los dos juegan al póker: Billy tiene la “mano del muerto”, la que tenía otra leyenda, Wild Bill Hickock, en el momento de su muerte (el último as lo toma del mazo entregado por el otro), pero no por ello la mano de Pat deja también de ser perdedora. Hablan y sobre todo se miran, y sobre todo la cámara se pone entre ellos para que cada primer plano sea subjetivo. Los dos hombres se miran a través de la cámara, mirándola a ella miran al otro como se dan el uno en el otro, como se crean mutuamente a través de la leyenda que les hace eternos. Pero sobre todo aparecen dos miradas y dos rostros, dos humanidades y dos personas, ¡y un plano/contraplano! en una película (y un cine, el de su autor) que tiende a la fuga en la luz y el paisaje. Y entonces lo que importa es ante todo cómo los dos hombres se miran, o cómo nos miran a nosotros, o cómo miran a la cámara de su amigo (las películas de Julius se hacen con amigos, familiares o amantes, que yo diría son para él tres formas de lo mismo), tan poco dada a mirar rostros humanos de frente. Es raro mirar tan de cerca a alguien, observar los gestos burlones de Pat o los bromistas o absortos de Billy, mirarles tan de frente, intentar conocerles, saber quiénes son solo mirándoles, sin saber qué dicen, sospechando que a pesar del juego son algo más que sus personajes, que se vislumbra a los amigos que juegan, atendiendo a las diferencias entre los rostros, el pelo suelto de Billy, el sombrero en el que a veces Pat oculta la mirada (el cine nos enseña que para eso se inventaron los sombreros), los gestos burlones de Pat, que a veces pareciera cantar o balbucear, los también bromistas pero muchas veces serios, graves, de Billy, y la alternancia de todo esto con el paso de un rostro a otro por corte o por barridos de 180° (entre uno y otro, por supuesto el mar), que establece una arritmia tensa por el que el encuentro entre amigos, o entre principios naturales/simbólicos, se ve surcado por disonancias, molestias que preludian la muerte, anuncian un asesinato que, pese a ser un acto violento, será mostrado como uno natural, o dicho de otro modo: un ritual.
    En cierto momento Billy niega con la cabeza (no sabemos qué, en el otro lado Pat no dijo nada) y el barrido hacia su amigo se ralentiza, difumina, funde consigo mismo extendiendo al infinito el mar para finalmente hundirlo de nuevo en la luz. Luz de la que emerge Billy de pie, erguido frente a Pat, y la cámara gira primero entorno y luego entre ellos, una y otra vez uno frente al otro, y la tierra a un lado y el mar al otro, y mientras gira Pat desenfunda, y Billy no se mueve y Pat sigue igual y Billy también y parece que así quedarán para siempre, pero de repente por una esquina de la imagen vemos a Billy desaparecer, y la cámara gira y Billy está muerto, tendido en el suelo, pero la cámara sigue girando y le vemos levantarse, y poco a poco la cámara también levanta su mirada, y vemos a Billy caminar hacia Pat y la cámara asciende definitivamente hacia el cielo y es el Sol el que ahora gira, y luego desaparece y queda la luz que baila con el objetivo, hasta definitivamente detenerse en el resplandor. Y en efecto de él emergen los dos amigos, caminando juntos de nuevo, hacia la playa, hacia el mar. ¿Cómo sería posible separar a ambos, pese a la muerte, si de hecho es la muerte la que los hizo estar juntos para siempre, nombrados siempre uno al lado del otro? Eso sí, finalmente Billy desaparece y Pat queda solo. Insisto, Julius no borra la historia, que un amigo mató al otro: esa soledad de Pat, del asesino, forma parte de la leyenda que siempre se repetirá. Luego, Pat también desaparece. Y Billy reaparece, poderes de la sobreimpresión, bailando sobre el mar, mitad superior del encuadre. ¿Baila en el aire? ¿Es él quien dice el título? (no he querido preguntar al autor) Si fuera así, entonces Julius tampoco perdería de vista el hecho de que, si Pat es asesino, Billy es víctima. Baila ahora en el aire, que no es donde le gusta bailar. Julius no entendería de lugares naturales (yo tampoco, dicho sea de paso), y la inmersión de la leyenda en la eternidad del mundo fenoménico no borraría la naturaleza en sí escabrosa, triste, de la historia real. Los fantasmas repiten su leyenda, una y otra vez, y es hermoso pero también es triste. En cualquier caso, nunca consigo entenderlo todo en las películas de Julius, así que podemos dejarlo aquí. Dejémoslo en que los pies como mínimo parecen estar en el mar… 


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La versión consultada es en color y con música de Nawman, seudónimo del actor protagonista. Al parecer existen otras tres versiones, principalmente una en blanco y negro y con música de Locus, un proyecto musical de Julius Richard. Ignoro a día de hoy si alguna de ellas puede considerarse definitiva. Para ver otras películas del cineasta, recomiendo encarecidamente su canal de Vimeo. Igualmente, acaba de publicarse una recopilación de sus ensayos sobre cine, titulada La requetemodernidad, que se puede comprar aquí

miércoles, 31 de agosto de 2016

Balances


I














































II
Motörhead- Sacrifice
AC/DC- The razor´s edge
Sr. Chinarro- El porqué de mis peinados
Sr. Chinarro- La tapia de perejil
Sr. Chinarro- La pena máxima
Pantera- The great southern trendkill
Sr. Chinarro- La primera ópera envasada al vacío
Sr. Chinarro- La casa encima
Mr. Bungle- Mr. Bungle
Ministry- Filth pig
Material- Hallucination engine
King Crimson- In the court of the crimson king
Faith No More- King for a day/Fool for a Lifetime
Metalorgia- Orgía metalúrgica
(the) Melvins- (a) Senile animal
Melvins- Lysol
Sr. Chinarro- Cobre cuanto antes
John Zorn- The classic guide to strategy volumes one & two
My life with the thrill kill kult- Sexplosion!
Voivod- Nothingface
My life with the thrill kill kult- Confessions of a knife
Godflesh- World lit only by fire
Judas Priest- British steel
Mr. Bungle- California
Faith No More- Sol Invictus
Sparks- Kimono my house
The Beach Boys- Pet sounds
Lou Reed- Transformer
The Beatles- Sgt. Pepper´s Lonely Heart´s Club Band
The Beach Boys- Sunflower
The Beach Boys- Surf´s up
Primus- Sailing the seas of cheese
David Bowie- Blackstar
David Bowie- Outside
The Claypool Lennon Delirium- Monolith of Phobos
Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso U.F.O.- Wake To A New Dawn Of Another Astro Era
Suicidal Tendencies- Free your soul… and save my mind

Aimer, boire, chanter (Alain Resnais)
Juguetes rotos (Manuel Summers)
El príncipe de la ciudad (Sidney Lumet)
Pesadilla en Elm Street (Wes Craven)
Tiburón (Steven Spielberg)
Trenes rigurosamente vigilados (Jiří Menzel)
Je, tu, il, elle (Chantal Akerman)
Los chicos (Marco Ferreri)
El último gran héroe (John MacTiernam)
Ruka (Jiří Trnka)
News from home (Ch. Akerman)
La tía Tula (Miguel Picazo)
Qué verde era mi valle (John Ford)
Nightmare Alley (Edmund Goulding)
Occulus (Mike Flanagan)
El síndrome de Stendhal (Dario Argento)
Wes Craven´s New nightmare (W. Craven)
The long gray line (J. Ford)
Cemetery of splendour (Apichatpong Weerasethakul)
Sayat Nova (Serguei Paradjanov)
Al rojo vivo (Raoul Walsh)
Contactos (Paulino Viota)
Stars in my crown (Jacques Tourneur)
Chibusa yo eien nare (Kinuyo Tanaka)
The breaking point (Michael Curtiz)
Depredador (J. MacTiernam)
Depredador 2 (Stephen Hopkins)
Robocop 2 (Irvin Kershner)
20000 leguas de viaje submarino (Richard Fleischer)
Armored car robbery (R. Fleischer)
Videodrome (David Cronenberg)
The guest (Adam Wingard)
Akibiyori (Yasujiro Ozu)
Ukigusa (Y. Ozu)

J. G. Ballard- Rascacielos (Minotauro)
Philip Roth- El teatro de Sabbath (debolsillo)
Carlos F. Heredero, José Enrique Monterde- Los “nuevos cines” en España (Festival Internacional de Cine de Gijón, Ediciones de la Filmoteca)
Jorge Nieto Ferrando- Cine en papel. Cultura y crítica cinematográfica en España (1962-1982) (Ediciones de la Filmoteca)
Jaime Hernández- Locas (La Cúpula)
J. Hernández- Penny Century (La Cúpula)
Joe Matt- Peepshow #1-14 (Drawn & Quarterly)